miércoles, 22 de agosto de 2018

ARTE ISLAMICO

El arte islámico está conocido por la forma artística que se fue desarrollando en la religión islámica. Es el arte y  la arquitectura de las áreas de Oriente Próximo, norte de África, norte de la India y España que formaron parte del territorio del islam en diversos momentos desde el siglo VII. Como hemos comentado anteriormente, este arte tiene una unión estilística, esto fue así ya que los artistas islámicos se movían continuamente aunque la escritura islámica era común en todos los artistas y por esta razón se fortalece la idea de unión. Además este estilo de arte dio una elevada importancia a la decoración y a la geometría y hubo tres tipos:
  • Lacería: eran líneas que se enlazaban y formaban polígonos o estrellas.
  • Caligrafía cúfica: a través de los fragmentos del Corán.
  • Ataurique: a través de ilustraciones vegetales.


A parte de estos tres tipos había otras características del arte islámico como por ejemplo en la arquitectura se creaban edificios que poco después hacían una función como por ejemplo las mezquitas. En la escultura no existía como tal el “arte” pero había unas representaciones talladas en cerámica, metal o marfil y en cuanto a la pintura esta se hallaba en las representaciones de los libros divinos y laicos.
El arte islámico evolucionó a partir de muchas fuentes, como las romanas, paleocristianas o bizantinas, que se entremezclaron en su primera arquitectura, el arte persa Sasánida y los estilos del centro de Asia, incorporados a través de las incursiones turcas y mongolas. El arte chino constituyó un ingrediente esencial de la pintura, la cerámica y las artes textiles.
El arte islámico se fue desarrollando desde el siglo VII al XVIII, dividiéndose en tres periodos:
  • Un periodo de formación, que coincide aproximadamente con el califato Omeya por el 661, bajo cuyo mandato el territorio islámico se extendió desde Damasco hasta España.
  • Un periodo medio que abarca la época de los califas Abasíes  por el 750, establecidos en Bagdad (Irak), hasta la conquista mongola.
  • Un periodo que transcurre entre esta conquista y el siglo XVIII.
Denominación que recibe el arte producido por individuos adscritos a la religión del Islam, en un marco geográfico que abarca tres continentes y que se extiende desde Indonesia hasta la Península Ibérica. Maduró en los territorios de los imperios bizantino y sasánida, imbuido de la estética oriental.
Destacan como sus constantes ideológicas el rechazo de la imagen y la predilección por las fantasías de fondo naturalista y geométrico.
En el mundo islámico se tiene la convicción de que el hombre no es ni el centro de la creación ni la medida perfecta a la que deben adecuarse el resto de las cosas, y este dato se traduce en prescripciones como la prohibición de reproducir imágenes de Alá y de los hombres, esta última no siempre respetada. El rechazo a la presencia de imágenes provoca la ausencia de una escultura islámica como tal, pues sólo está presente en función de la arquitectura, como un elemento para enriquecerla. Miniaturas, murales o mosaicos son la alternativa a la estatuaria. Se tiende a representar la naturaleza inanimada, lo que lleva a la predilección por las fantasías de fondo naturalista y geométrico como complemento de la arquitectura y a la repetición de formas abstractas. Es constante la presencia de polígonos y poliedros regulares o estrellados.

El constructor islámico elige el cuadrado como elemento organizador del espacio y emplea la esfera cúbica para el desarrollo de las cúpulas. Como elementos sustentantes, emplean la columna y el pilar, ambos de herencia romana, porque soportan techumbres ligeras, habitualmente de madera, y el arco, normalmente el de herradura, con un ritmo binario de colores y de decoración en sus dovelas paralelas. Con frecuencia aparece enmarcado en el alfiz, moldura que toca tangencialmente el arco.
Respecto a la decoración arquitectónica, predomina la geométrica (compuesta por arabescos, lacerías y celosías recurriendo a la combinación de elementos extraídos de la naturaleza combinados de maneras totalmente fantásticas en perpetua repetición simétrica) y la epigráfica (inscripciones con versículos del Corán repetidos a veces con caligrafías diferentes) y se tiende a la policromía.
En las ciudades musulmanas, de trazado habitualmente caótico, destaca la presencia de zocos, caravasares, baños y palacios, como de La Alhambra y el Generalife en Granada o Medina Azahara en Córdoba, de madrassas, construcciones funerarias y mezquitas, lugar de oración y de reunión de la comunidad para la plegaria del viernes.
La mezquita se articula en una zona abierta, compuesta por un patio rectangular o cuadrangular con pórticos y una fuente para las abluciones, y una zona cubierta, o sala de oración, de forma cuadrada, estructurada en naves columnadas unidas por arcos orientados en perpendicular al muro de la Quibla. En el centro justo está la pared del mihrab, o espacio vacío que aumentará la voz del Imán cuando lea el Corán desde el púlpito o mimbar. Es el elemento mejor decorado de la mezquita.
Son construcciones importantes la cúpula de la Roca, la gran mezquita de Damasco, la madrassa del sultán Hassan de El Cairo o la mezquita de Ahmed I en Estambul.


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